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En los últimos años se han comercializado numerosas tarjetas de este tipo, la conocida como tarjeta revolving. Siendo muy conocida la tarjeta ofrecida por Wizink, AvantCard, Openbank o Bankinter. En el vídeo y podcast de esta semana te explicamos cómo funciona esta tarjeta y qué se esconde en sus contratos.

Vídeo:

Podcast:

La tarjeta “revolving”

A día de hoy se comercializan muchos tipos de tarjetas bancarias: tarjetas de débito, tarjetas de crédito, tarjetas prepago, tarjetas emitidas por comercios, tarjetas virtuales, etc. Un gran número de tarjetas que son diferentes entre sí.

La tarjeta “revolving” es una de estas tarjetas bancarias y se puede incluir dentro de las llamadas tarjetas de crédito, aunque su nombre hace referencia a la forma en la que funciona este tipo de tarjetas.

Cómo funciona la tarjeta “revolving”

Para entender cómo funciona este tipo de tarjeta de crédito, hay que tener en cuenta que nos encontramos realmente ante un contrato que establece una línea de crédito cuyas disposiciones se realizan mediante el uso de una tarjeta bancaria. En ese contrato se establece un límite determinado de dinero del que se puede disponer, que suele rondar, según informa el Banco de España, entre los 600 y los 6000 euros. No obstante, no existe ningún impedimento para que este límite sea inferior o superior a estas cifras. De esta forma, el usuario de esta tarjeta podrá disponer de sumas de dinero, dentro de ese límite, pagando a través de esta tarjeta.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con una tarjeta de crédito habitual, en el caso de la tarjeta revolving, la devolución de ese dinero se va a realizar de forma aplazada mediante cuotas que pueden corresponder a un porcentaje de la deuda existente en cada momento o una cantidad fija.

Esta deuda va a estar formada por el dinero que se ha dispuesto más los intereses generados por el pago aplazado, más posibles comisiones, e incluso en muchos casos, el pago de una prima de un seguro de protección de pagos.

El usuario de este tipo de tarjeta podrá seguir realizando disposiciones de dinero dentro de ese límite establecido, por lo que, si se ha optado por devolver la deuda en orden a un porcentaje, esa cuota variará aumentando conforme se sigan haciendo disposiciones de dinero y, si se ha optado por la devolución mediante el pago de una cantidad fija, lo que aumentará será el número de cuotas a pagar para devolver la totalidad de la deuda.

¿Por qué «revolving»?

Conforme se vaya abonando la deuda se va reponiendo el dinero disponible para poder volver a disponer de él, esta característica es la que les da ese nombre de tarjeta revolving, precisamente porque las cuantías de las cuotas que se pagan periódicamente vuelven a formar parte del crédito disponible para el cliente.

En definitiva, estamos ante un contrato de crédito que permite al usuario hacer frente a pagos importantes y devolver esa cantidad prestada poco a poco, en cuotas mensuales.

Sin embargo, el gran problema de este tipo de contratos está, de un lado en que los intereses y las comisiones que encierran suelen ser altos y, de otro lado, en que si se produce algún impago, la deuda impagada se suele capitalizar nuevamente, lo que va a generar nuevamente intereses o incluso el posible cargo de comisiones por reclamación de cuota impagada o de posiciones deudoras.

La importancia de la TAE

En este tipo de tarjetas el tipo de interés que se suele establecer puede rondar entre el 20 y el 26 % anual, sin embargo, en muchas ocasiones se disfraza en los contratos y, sobre todo cuando nos quieren “vender” esta tarjeta, refiriéndose a tipos de interés mensual, de forma que pasen desapercibidos lo realmente altos que son esos intereses.

Por este motivo, el dato que debe tenerse en cuenta no es el tipo de interés, sino la tasa anual equivalente, la TAE, que siempre va a estar establecida en valores anuales y que además incluye todos los gastos y comisiones que va a conllevar la operación. Siendo además un dato que todas las entidades están obligadas a facilitar.